jueves, 30 de mayo de 2013

Conversación de manicomio

Paciente 1: ¿Quién está más loco; el loco que sabe que está loco o el cuerdo que no sabe que está        
                   cuerdo?

Paciente 2: El más loco es aquel que por tan loco pierde hasta su cordura.

Paciente 1: No. La cordura nadie la consigue, y son pocos los que pueden decir lo contrario.

Paciente 2: Pues yo la alcance una vez pero me duró bien poco.

Paciente 1: ¿Sí? Yo tuve una vez la oportunidad de cogerla pero estaba demasiado ocupado siendo      
                   feliz.

Paciente 2: La felicidad sí que es fácil alcanzar. Solo tienes que dejar de pensar en los demás para  
                  pensar en tí mismo.

Paciente 1: ¿Sí?

Paciente 2: Sí.

Paciente 1: Sí.

Paciente 2: Sí.

Paciente 1: No. La felicidad también es pensar en los demás, en ser generoso y amable.

Paciente 2: Cada vez que pienso en los demás, soy generoso y amable me acaban jodiendo.

Paciente 1: ¿Por qué?

Paciente 2: Porque con las personas que eres generoso y amable no puedes serlo del todo. No  
                  sabes exactamente lo que quieren, y yerras en tu generosidad y amabilidad convirtiéndolo  
                  en incordio.

Paciente 1: Pero la intención es lo que cuenta.

Paciente 2: La intención cuenta poco si las cosas no acaban bien.

Paciente 1: ¿Y cómo sabes que las cosas acaban bien?

Paciente 2: Cuando la mayoría está conforme sabes que has obrado bien. De lo contrario has hecho
                  mal.

Paciente 1: ¿Y si esa mayoría se equivoca?

Paciente 2: Si esa mayoría se equivoca tú y yo no deberíamos estar aquí encerrados.




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