lunes, 30 de septiembre de 2013

Sufrimiento compartido

Un niño se levanta en mitad de la noche. Se tropieza una, dos, y hasta tres veces por la falta de luz en el pasillo. La televisión encendida del salón proporciona claridad para que el niño pueda ver a su madre. Una madre arrodillada ante el sofá, llorando y suplicando al techo "¿por qué?"

El niño se acerca y... "¿mamá?" La madre muestra sus dilatados y húmedos ojos al pequeño. El niño se acerca y le pregunta a la madre que qué le pasa. La madre con una sonrisa le contesta que no le pasa nada, que vuelva a la cama. El niño abraza a su madre y vuelve a su habitación. Y ahí, dentro de las sábanas y en medio de la oscuridad, el niño rompe a llorar.



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